Libros para un mundo mejor

Libros para un mundo mejor

Estamos viviendo un 2020 el el que cada mes parece un capítulo de Black Mirror y ya no sabemos qué es lo próximo que nos espera. No en todo, al menos, porque lo que sigue pareciendo que no cambia en el mundo son el racismo, el machismo, la LGBTIfobia… Y hay muchas cosas que podemos hacer para cambiarlo, y muy diferentes, claro. Pero entre ellas, creo que algo que puede ayudar es leer. Sí, creo que los libros son una herramienta muy poderosas para crear un mundo mejor.

Un final feliz… ¿en un mundo mejor?

Los cuentos y los libros han sido  el contacto de muchas personas con una realidad ajena a ellos desde hace siglos. Si ahora mismo te pido que recuerdes la primera vez que te contaron una historia o leíste un cuento, te darás cuenta de que eras más bien pequeño o pequeña… ¿Y cómo te influyó esa historia?

La realidad personal de cada uno de nosotros hace que los personajes de la ficción que consumimos nos toquen de una forma u otra, y lo cierto es que todos queremos sentirnos identificados con alguno de ellos al menos. ¿Cómo de fácil es hacer esto si eres una niña europea? Los cuentos de los hermanos Grimm están llenos de niñas europeas,  por ejemplo, aunque a veces no sean el mejor modelo a seguir. ¿Y si eres un niño negro? ¿O una chica lesbiana? ¿O trans?

Está muy bien que los libros que hemos leído o los cuentos que nos han contado tengan un final feliz, pero lo que no está tan bien es que siempre lo tengan para el mismo perfil de personaje. ¿Cómo vamos a crear un mundo mejor si no reflejamos cómo es el mundo en realidad?

Y puedo entender que me digas ahora: «a ver, María, no vayas a exigir cosas a los hermanos Grimm, que bastante que se han conservado sus obras con el paso de los años». Vale, lo entiendo… Pero tampoco hace falta irse tan lejos en el tiempo.

 

Así es como estos finales felices me influyeron a mí

Desde pequeña me ha encantado leer, que me cuenten historias, escuchar audiolibros… He sido una lectora entusiasta y, como muchas otras niñas de mi edad, consumidora de películas de Disney, que, como ya sabemos, estaban basadas en cuentos.

Aunque Disney siempre endulza sus historias, hay maneras de descubrir las originales: leyendo los libros que las recogen, buscando en Internet… Y si vamos al tema con el que he empezado el post, el sentirnos identificados dentro de esas historias, yo debería buscar qué les espera a las mujeres en ellas. ¿Y qué encuentro? Que muchas veces los personajes femeninos son espectadoras de su propia historia, no las protagonistas (y si no, deja que Javier Ruescas te cuente sobre la Bella durmiente en este vídeo).

En muchos cuentos tradicionales y las películas basadas en ellos, las mujeres se limitan a ser rescatadas, esperar, sufrir, competir con otra mujer por un hombre… Esos eran los modelos que teníamos las niñas al crecer. Podíamos ser damiselas en apuros, ver a otras mujeres como enemigas y medir nuestra felicidad según lo que conseguíamos en el terreno amoroso. ¿Era eso algo sano para nosotras?

Ariel cambia por un hombre
Tu objetivo será casarte… ¡o morir!

 

No parece que así fuéramos a conseguir un mundo mejor

Y eso que al menos las niñas europeas teníamos un referente en las historias. Pero en el mundo hay mucho más que gente blanca y heterosexual. Hay muchísimos niños que disfrutan la lectura, claro, pero no han encontrado a personajes con los que sentirse identificados hasta ahora.

Porque sí, está habiendo un cambio en la literatura que se escribe y consume hoy en día. Cada vez hay más variedad de personajes, más variedad de situaciones, y, aunque aún queda mucho por hacer (ya hablaré de eso más adelante), se ve la luz al final del túnel.

Ahora se puede encontrar representación de distintas realidades en libros de literatura juvenil, cosa que me parece fundamental. Y no solo lo digo como escritora o como profesora, lo digo como lectora también. Por más que lo pienso, me cuesta encontrar algún libro de los que leí siendo una niña o una adolescente (los noventa y principios de los 2000) en los que los personajes no fueran todos blancos y heterosexuales. También se debe a que, al no haber ningún tipo de indicio de una orientación sexual definida, mi cerebro infantil les asignaba la heterosexualidad automáticamente, porque tampoco conocía tanto como para pensar que podían ser diferentes a lo que veía en mi entorno (o en la televisión).

Sabiendo todo esto, solo queda una pregunta entonces. ¿Cómo podemos hacer para que los libros sirvan para construir un mundo mejor?

 

Haciendo elecciones conscientes

La primera vez que se me presentó este concepto, el de hacer elecciones conscientes de las lecturas, fue informándome acerca de autoras para una de las entradas del antiguo blog para el #LeoAutorasOct.

En esa época, buscando sobre autoras que tuvieron que utilizar pseudónimos masculinos para publicar o cambiar ligeramente su nombre, me topé con que Iria G. Parente había hecho un experimento. Había ido a una librería y mirado en las estanterías buscando cuántas autoras y autores encontraba.

Lo que encontró te sorprenderá.

Exacto, la mayoría de autores en distintos géneros eran hombres.

En datos más concretos, los únicos géneros en los que había más autoras que autores eran la literatura juvenil y la romántica (en este, además, con una diferencia enorme). Pero en otros, como en fantasía, novela negra, terror, histórica… El porcentaje de autoras no llegaba ni al 25%. 

Contó un total de 782 libros a la venta en esa librería, de los cuales solo 251 habían sido escritos por mujeres.

¿Significa eso que las mujeres no escribimos determinados géneros, como la fantasía, porque a los hombres les gusta más? Evidentemente, no. Lo que significa es que lo que más se vende en las librerías en general es a autores. A hombres escribiendo diferentes géneros.

Entonces eso debe significar que los hombres escriben mejor que las personas de otros géneros, ¿no?

Sinceramente, no creo que tu género influya en tu capacidad para escribir mejor o peor. Hay gente que escribe mejor y gente que escribe peor. Y hay editoriales que prefieren publicar a hombres porque creen que darán más confianza al lector a la hora de escoger el libro.

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¿Por qué si no Charlotte Brönte firmó como Currer Bell para publicar Jane Eyre?

Por eso es necesario hacer elecciones conscientes a la hora de elegir una nueva lectura

A raíz de movimientos como el #LeoAutorasOct, mucha gente ha empezado a fijarse en el nombre que aparece en la portada y buscar leer libros publicados por autoras. 

Si no conocías este movimiento, puede que pienses que eso es una tontería y que, ¿cómo vas a elegir un libro porque haya sido escrito por una autora? ¡Lo importante son las historias!

Y tienes razón, no te digo que no. Pero si no elegimos de forma consciente, a veces aunque sea, y dejamos que sean las librerías o el mercado editorial de grandes nombres los que elijan por nosotros, vamos a acabar leyendo a los mismos siempre.

¿Cómo pueden ayudar las elecciones conscientes a hacer un mundo mejor?

Abriéndote a nuevas realidades. Abriendo el mundo que se te presenta en los libros a las experiencias de las distintas personas que los han escrito.

Así, aprenderás más de cómo las mujeres viven distintas situaciones por cómo las reflejan en los libros. O cómo lo hacen las personas racializadas o del colectivo LGBT+. Leyendo a esos autores verás el mundo de una manera de la que puede que no la vieras antes y aprenderás más cosas nuevas que si te limitas a leer siempre a los mismos.

Que yo también tengo autoras favoritas y que leo sin parar, ¿eh? Pero si solo las leo a ellas, me pierdo muchas cosas.

Por eso a principios de año decidí buscar de forma consciente y leer a más autoras españolas y autores LGBT+. Ya leía autoras directamente, sin darme cuenta, pero ellas solas no podían representar todo lo que me rodea, como ocurre si leo a más variedad de autores.

Ahora, a raíz de las revueltas que hay en todo el mundo a causa del racismo y la brutalidad policial contra las personas negras, me he dado cuenta de que no sé si he leído a algún autor o autora que no sea blanco. Pensar en eso me hace sentir que me estoy perdiendo muchísima literatura que puedo disfrutar y de la que puedo aprender y por eso me he propuesto leerlos más.

Me he propuesto hacer más elecciones conscientes para leerlos y para que sus historias me ayuden a crear un mundo mejor.

 

Un pequeño regalo antes de despedirme…

Espero que esta entrada te haya hecho reflexionar y hayas decidido leer a más variedad de autores también.

Y, como mi vena de profesora no me deja irme sin darte recursos, aquí te dejo unos hilos de Twitter que he encontrado recientemente. En ellos puedes encontrar lecturas con personajes LGBT+ y libros escritos por autores y autoras negros (dentro de este hilo hay otro, de Carla B. Estruch, con más). El día contra la LGBTIfobia pedí también recomendaciones de autores LGBT+ y me recomendaron a dos autoras españolas: Iria G. Parente y Haizea M. Zubieta.

Además, en este artículo de Buzzfeed nos cuentan 23 novedades de literatura young adult escritas por autores negros en esta primera mitad de 2020 (así practicamos un poco el inglés también).

Y recuerda: compra los libros, no los piratees. No solo es importante leerlos, también es importante que el mercado editorial y las librerías vean que son autores que interesan, para que cada vez haya más representación en las estanterías cuando vayamos a comprar.

 

Y tú, ¿tienes alguna otra recomendación de lectura? ¿Crees que los libros pueden ayudarnos a hacer un mundo mejor?

¿Quieres compartirlo con otros?

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