¡Estoy de vuelta! El blog ha tenido un parón por vacaciones, pero ya estamos de vuelta con más entradas, más literatura y más escritura.
En esta entrada, como el curso empezó la semana pasada y siempre hay una excusa para mezclar la literatura con la educación, voy a contarte cómo utilicé la saga de Harry Potter para aumentar la motivación en clase de mis alumnos y, de paso, acercarles a la lectura hace unos años.
Motivación en clase: no es tan fácil como parece
Habrás oído muchas veces eso de que los profesores tenemos muchas vacaciones, que lo que hacemos no es tan complicado o que nuestra carrera es «cortar y colorear». Partiendo de la base de que, efectivamente, nuestra carrera no tiene el mismo nivel de dificultad que una ingeniería, por ejemplo, decir que lo que hacemos no es tan complicado es poner la educación de las futuras generaciones a la altura del betún.
Cualquier persona que sea o haya sido profesor puede decirte que ponerse delante de una clase de un número X (seguramente demasiado elevado, ejem) de alumnos todos los días e intentar que adquieran unos conocimientos que la mitad de las veces les parecen aburridos de una forma que no les haga odiar el colegio no es nada sencillo. Por no hablar de que tratamos con personas, al fin y al cabo, y cada uno tiene sus necesidades, particularidades, intereses, días buenos y malos… Lo que quiero decir es que encontrar la correcta motivación en clase para todo tu alumnado no siempre es algo fácil.
De hecho, muchas veces puede pasarte que te quedes corto (y ellos te miren con cara de: «pues esto no es para tanto») o te pases y la clase se convierta en una jungla.
Cómo decidí utilizar a Harry Potter como motivación en clase
Hace unos años trabajaba en una academia de inglés y durante uno de los cursos había utilizado un sistema de recompensas individuales: hablas inglés, traes los deberes y te portas bien y eso te lleva a conseguir puntos. A medida que ibas consiguiendo puntos, ibas «desbloqueando» recompensas, que variaban según la edad de los alumnos.
En el curso en que empecé a utilizar al famoso mago, quería variar un poco el sistema de recompensas para hacerlo grupal (y así fomentar un poco la colaboración y el esfuerzo en equipo) y, además, animar a la lectura en inglés. No estaba muy segura de cómo hacerlo y estuve un tiempo dándole vueltas, pero al final, la solución me vino con el pensamiento que me acompaña muchas veces: ideando algo que me habría gustado vivir como alumna.
Y se me encendió la bombilla: ¿por qué no utilizar el sistema de casas de Hogwarts con mis alumnos?
El proceso
Lo primero que hice fue crear unos «relojes de arena» para contar los puntos (gomets de los colores de las casas), con los que desbloquearían recompensas. Estas irían desde poder retrasar el día en que entregaban una tarea si se les había olvidado hasta elegir el juego que haríamos el último día del trimestre o la película que veríamos, Todo ello iría a través de unas tarjetas que yo les daría al alcanzar el nivel de puntos acordado y que me devolverían cuando quisieran utilizar su recompensa.

El primer día de clase, les pasé un test para ver en qué casa de Hogwarts les correspondería estar. El test me lo inventé yo, en función de las características que me parecían más llamativas de cada casa y adaptándolo a situaciones de la clase de inglés, claro. El número de alumnos por «casa» fue equilibrado por lo general. Aunque en alguno de mis grupos hubiera menos alumnos de una de las casas, no pasaba nada porque los relojes eran compartidos entre todos los grupos que pasaban por mi clase. Así que aunque entre mis alumnos de seis años solo hubiera dos Ravenclaw, igual en la siguiente clase había cinco. Así, podían conseguir puntos entre todos y llenar el reloj más rápido.
Una vez divididos, les conté las reglas. Las básicas eran las mismas del año anterior pero adaptadas al grupo: todos los miembros de su casa debían traer los deberes, si se portaban bien conseguían un punto, si hablaban inglés, otro… Y luego había puntos extra que podían lograrse mediante juegos, con lecturas voluntarias de distintos fragmentos de Harry Potter o con actividades realizadas después de ver parte de alguna de las películas (ya hemos visto que las películas pueden ser buenas herramientas para animar a la lectura).
Debo decir que fue una experiencia bastante divertida, y creo que a mis alumnos les gustó el formar parte de un grupo dentro de la clase (todos los días al llegar iban a ver el reloj para ver cómo los miembros de sus «casas» en los distintos niveles que pasaban por la clase lo habían hecho el día anterior). La parte negativa de todo esto viene cuando te cuento que esto lo hice durante el curso en que nos confinaron por el Covid y los relojes se quedaron en la clase mientras nosotros estábamos encerrados en casa. ¡Así que solo espero tener la oportunidad de llevar a cabo este sistema durante un curso entero y sin confinamientos de por medio!
¿Conoces algún sistema de motivación en clase parecido a este? ¿Crees que puede ser una buena idea para acercar a los alumnos a la lectura?