La saga de Harry Potter es una de las más leídas y más traducidas en todo el mundo. Somos muchos los que crecimos con ella y sus personajes, ¡y los que esperábamos nuevos lanzamientos año tras año!
Quienes fuimos pequeños lectores somos ahora adultos que recordamos la saga con cariño, a pesar de que a veces la propia autora nos lo ponga difícil. Por eso hoy quiero recordar lo que aprendimos creciendo con esta saga, porque el cumple de Harry es esta semana, y no creo que él quisiera que lo olvidáramos.
¿Por qué nos marcó tanto?
Harry Potter y la Piedra Filosofal se publicó el 26 de junio de 1997. La saga fue publicada en España por la editorial Salamandra, siempre un poco más tarde que en el Reino Unido (suerte que en aquella época era más difícil hacerse spoilers por Internet), y devorada por niños, adolescentes y adultos de todo el mundo.
La Piedra Filosofal fue el primero de una saga de siete libros que nos hicieron creer en la magia, en la amistad y en la justicia. ¡Y no solo eso! También transformaron a simples muggles de todo el mundo en magos lectores que ya nunca volvieron a ser los mismos.
Más tarde sacaron las películas, que fueron otro éxito rotundo y que estoy segura que animaron a acercarse a la lectura a más de un niño o adolescente. Ya dije la semana pasada que las adaptaciones suelen ser un buen incentivo en este sentido.
Así, seguir las aventuras de Harry Potter ha hecho que muchos de nosotros creciéramos pensando que un mundo más justo es posible. Que no estaba bien discriminar a los magos que no fueran «sangre pura». O que Neville tenía un gran valor desde antes de coger la espada de Gryffindor.
Las enseñanzas de cada libro
Harry Potter y la Piedra Filosofal
1. Harry vive en una situación familiar que nadie envidiaría, siendo ninguneado y tratado como casi un extraño por sus propios tíos y primo. Y, a pesar de eso, es una buena persona: el ambiente puede condicionar de una u otra manera el desarrollo de alguien, pero depende de nosotros el cómo tratemos a los demás.
2. La manera de salir de esa situación horrible es ¡ir al colegio! Todos hemos odiado ese momento de septiembre en el que el verano nos dice adiós con la manita. Pero también hemos pensado que si nos dijera adiós para irnos a Hogwarts, tampoco pasaría nada.
3. Aunque para nosotros (que hemos estudiado en colegios muggles) la magia nos ha sido presentada siempre como un chasquido de dedos, un movimiento de varita o unas palabras pronunciadas frente a un caldero, Hogwarts nos ha enseñado que todo conlleva trabajo. ¡Tienes que ir a clase! ¡Tienes que estudiar y hacer exámenes! No puedes pretender ir por ahí con tus poderes como un loco, ¿no?
4. No sabes lo que tus palabras pueden afectar a otros, por eso hay que tener tanto cuidado al lanzarlas como al lanzar hechizos. Hermione no es amiga de Harry y Ron al principio, y su amistad no comienza hasta que, a raíz de los comentarios hirientes sobre ella que la chica escucha, se acaba encontrando en una situación desconTROLada (lo siento, tenía que hacerlo).
Harry Potter y la Cámara secreta
5. Los magos están un pelín obsesionados con eso de la sangre, al menos algunos. Eso les lleva a distinguirse entre Sangre sucia y Sangre pura, en función de si hay muggles en su árbol familiar. La familia Weasley (y, sobre todo Arthur Weasley) y Hermione, nos enseñan que no hay familias mejores que otras, o linajes mejores que otros. Todos somos valiosos por lo que somos, y quien no quiera verlo, morirá ciego.
6. Procastinar no es bueno si se te va de las manos. A Ron se le rompe la varita nada más llegar a Hogwarts, después de liarla parda con el coche de su padre y el sauce boxeador, y se pasa el curso con una varita defectuosa que hace las cosas al revés. Así no, Ron, que vamos a tener un disgusto.
7. No es oro todo lo que reluce. Gilderoy Lockhart, que aparece en nuestras vidas firmando libros con su sonrisa deslumbrante y acaba en San Mungo, es el claro ejemplo de que no hay que dejarse guiar por las apariencias. (esto es aplicable a Quirrel, Sirius Black, Umbridge…)
Harry Potter y el prisionero de Azkaban
8. No hay que sobrecargarse de trabajo si no se tiene un giratiempo. Hermione, mi querida Hermione, no es capaz de dejar pasar asignaturas en este tercer año y consigue llegar a todas gracias al giratiempo que le presta la profesora McGonagall. Luego será muy útil en el libro para cosas más peliagudas, pero, como objeto aprovechador del tiempo, es una maravilla. Eso sí, si no tienes uno… No sacrifiques demasiado tu tiempo: descansar es igual de importante que trabajar.
9. Los dementores, esos seres encapuchados, esqueléticos y oscuros que aparecen en este libro, absorben la alegría de quienes les rodean. Son los guardias de Azkaban, pero tienen el filtro un poco estropeado porque Harry les parece una fuente estupenda según le ven. Para ahuyentarles, es necesario lanzar el encantamiento Patronus junto con nuestro recuerdo más feliz. Estas figuras, inspiradas en la depresión que sufrió J. K. Rowling, nos recuerdan lo importante que es buscar la felicidad hasta en los peores momentos, y lo fácil que puede ser rendirse a la oscuridad si no se está preparado. (y que el chocolate ayuda a recuperar la felicidad es un hecho, dicho por el propio profesor Lupin, así que, no somos quienes para contradecirle)
10. Uno de mis personajes favoritos del mundo de Harry Potter aparece por primera vez en este libro: Sirius Black. Es el padrino de Harry Potter, encarcelado injustamente por la muerte de Lily y James y está dispuesto a vengar a sus amigos. Aunque con su aspecto excarcelario y su mirada de loco no inspira mucha confianza al principio, no tardas en darte cuenta de lo que quería a sus amigos y de lo que quiere a su ahijado. La familia es muy importante, tanto la de sangre como la que elegimos.
Harry Potter y el Cáliz de fuego
11. Hay que esperar lo inesperado. En este libro, Harry está tan tranquilo, sabiendo que no puede participar en el Torneo de los Tres magos por no tener la edad y, a diferencia de Fred y George, no intenta engañar al Cáliz de Fuego… Bueno pues, al final, lo quisiera o no, su nombre aparece en el Cáliz y le toca participar. Las cosas se tuercen a veces.
12. No debemos dejar de luchar contra las injusticias, aunque seamos los únicos que lo hacemos. Hermione tiene algo muy claro durante este libro: quiere luchar por los derechos de los elfos domésticos. Ni siquiera la mayoría de ellos quiere, y las siglas de su plataforma (P.E.D.D.O.) no ayudan a que ni Harry ni Ron estén muy convencidos con el tema, pero ella no se da por vencido.
13. En las pruebas a las que debe enfrentarse (y en su prueba más dura, frente a Voldemort al final), Harry siempre da lo mejor de sí mismo. Con ingenio, la ayuda de sus amigos y su sentido del honor, consigue superar las pruebas una a una y salir casi ileso de una situación que le cambiará para siempre.
Harry Potter y La orden del Fénix
14. Al principio del libro, Harry debe hacer magia fuera de la escuela para poder salvarse a sí mismo y a su primo de los dementores, lo que le acaba acarreando ser juzgado y casi expulsado de Hogwarts. Después, tanto él como muchos otros alumnos incumplen las reglas de Dolores Umbridge para poder aprender algo durante el curso… Es decir, a veces romper las reglas es el camino correcto.
15. Cuando crean el Ejército de Dumbledore, la idea es que Harry pueda enseñar a otros alumnos a defenderse y realizar hechizos más complejos, ya que Umbridge no les permite hacer magia en clase. Como maestra esto me encanta, pues muchas veces los alumnos comprenden mejor las explicaciones de otro alumno que las del propio profesor, y eso es algo que no debemos olvidar: siempre podemos aprender de otros.
16. No huyamos de lo raro, ¡celebrémoslo! En este quinto libro aparece otro de mis personajes favoritos: Luna Lovegood. Luna es extraña, divertida, inteligente y diferente. Ve las cosas desde un punto de vista distinto y eso es algo que les ayuda en más de una ocasión. Por su aspecto y su personalidad, no es aceptada por muchos alumnos de la escuela (ni siquiera en Hogwarts te puedes salvar de eso), pero Harry aprende a disfrutar de su rareza y nosotros con él.
Harry Potter y el misterio del príncipe
17. Nadie es completamente bueno ni completamente malo. Al conocer parte de la historia de Snape vemos que el malvado profesor de pelo grasiento no tuvo una infancia y adolescencia fácil y que, quien peor se lo hizo pasar fue el bueno y brillante padre de Harry : James Potter. De modo que, al margen de las simpatías por uno u otro, lo que está claro es que nada es blanco o negro.
18. En este libro, Voldemort confía una misión terriblemente dura a Draco Malfoy. Por mucho que le odiásemos durante todos los libros, no debemos olvidar que Malfoy tiene solo dieciséis años en este libro. La familia tiene mucho peso y una mala influencia puede hacer mucho daño pero hay algo que no debemos olvidar: los niños no deberían verse envueltos en conflictos que se les escapan de las manos.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte
19. La clave del plan de Voldemort, el título del libro y la vida de Dumbledore lo descubrimos cuando Hermione lee un cuento del libro que Dumbledore le dejó en herencia: los cuentos de Beedle el bardo. Esto nos enseña que hay mucha sabiduría encerrada en los libros. No en los libros de texto (que también), sino en libros de lectura aparentemente inofensivos (como puede ser Harry Potter) pero que pueden hacernos entender el mundo de un modo diferente y aprender cosas que nunca habríamos aprendido de no haberlos abierto.
20. Todos somos más de lo que parecemos. Neville es un personaje que sufre una enorme evolución desde el primer libro (donde ya se le ve la melena de león escondida bajo su apariencia inocente). Con el peso del sacrificio que sus padres realizaron para luchar contra Voldemort a sus espaldas, su reputación de torpe y su miedo, que no le frena, acaba destruyendo uno de los horrocruxes y convirtiéndose en profesor de herbología años después de que todo esto termine. Neville tenía mucho en su interior y nosotros también lo tenemos: solo hace falta buscarlo.
21. Todo pasa. Esta es para mí la enseñanza final del libro y una que me acompaña siempre que me encuentro ante alguna situación difícil: nada dura eternamente. Harry, Ron, Hermione y otros muchos alumnos de Hogwarts viven una batalla, luchan contra Voldemort y los mortífagos, pierden a sus seres queridos… Y siguen adelante. La vida sigue y nosotros no podemos quedarnos parados. Eso nos muestra el epílogo del último libro y, con todo lo que han vivido, me alegró saber que vivieron una vida feliz.
Por eso Hogwarts fue nuestro hogar también
Y por mucho que ahora las cosas se tuerzan y que parezca que Voldemort ha salido del libro para usar Twitter, nadie podrá quitarnos lo que aprendimos con Harry Potter. Nadie puede decirnos que somos menos válidos ni debemos dejar que se lo hagan a otros.
Utilicemos todo lo que aprendimos en Hogwarts para hacer de este mundo un lugar mejor y que los dementores no campen a sus anchas entre nosotros.