Ya termina septiembre, así que deberíamos habernos acostumbrado de nuevo a la rutina y olvidado la tranquilidad que daban las vacaciones… Pero yo quiero aprovechar esos últimos coletazos de la morriña veraniega antes de lanzarnos de lleno en el spooky feeling para traer la segunda parte de la entrada sobre dramas lectores.
Ya comentamos algunos de ellos hace unos meses, así que si no te basta con estos que te traigo y quieres reírte un poco con los anteriores, te animo a pasarte por la otra entrada cuando termines de leer esta.
¿Por qué me empeño en hablar de dramas lectores?
Porque compartir vivencias comunes nos acerca a otros. Hay veces que me ha pasado lo que comenté en la entrada anterior de no poder leer en el autobús porque alguien está hablando por teléfono y en ese momento me siento muy sola e incomprendida. Pienso: «¿alguien más estará sufriendo tanto como yo por no poder concentrarse?». Al llegar a las redes sociales y comentar situaciones como estas, descubres que muchos otros también las viven o que han encontrado soluciones a esos problemas.
Aunque es cierto eso de «mal de muchos consuelo de tontos», en realidad compartir ese mal con otros puede hacerte sentir más comprendida en ciertas situaciones (aunque lo que quieras es que tanto tú como otros podáis leer en paz). Además, no hay que menospreciar la posibilidad de encontrar una solución creativa a ese drama que nos acecha. ¿Quién sabe? A lo mejor leer esta entrada te ayuda con algunos de tus dramas lectores actuales.
Falta de tiempo para leer
Estoy segura de que a mucha gente le pasa lo mismo que a mí. No tienes tiempo casi ni para respirar y te toca arañar minutos del día para poder leer aunque sea una mísera página.
A veces resulta un poco frustrante ver que el libro con el que empezaste el mes no avanza, que ni siquiera llevas la mitad. O que se te va olvidando lo que ha pasado porque no tienes tiempo de leer entre semana. Supongo que por eso los libros cortos y rápidos son más demandados que los largos en estos tiempos. Nos anima ver que vamos avanzando en ellos más rápido, que los terminamos para poder leer alguno de los otros que tenemos en nuestra pila de pendientes (y que, increíblemente, aumenta cada vez más).
Si eres como yo, que los libros largos no te asustan, puede que este drama lector te suene más de lo que te gustaría. Supongo que el truco para resolverlo está en establecer prioridades. Si quieres leer, tienes que intentar encontrar el momento del día en que puedas hacerlo y mejor se ajuste a tu rutina.
O puedes probar a intentar engañar a tu cerebro (esto a mí me funciona): cuando lees en digital, ves el progreso por porcentaje en vez de por lo que ocupan las páginas leídas. Puede parecer una tontería, pero cuando dedicas un rato a leer es fácil que avances un uno o dos por ciento del libro, por poco que leas. Eso puede darte la sensación de que vas avanzando y animarte a seguir porque ves un progreso cuantitativo.

No saber qué leer
De vez en cuando vivo una situación como esta, en la que tengo muchos libros pendientes y muchas sagas o trilogías a medias, pero no sé qué leer.
Además, voy a confesar una cosa: la sensación de tener sagas a medias me gusta. Sí, has leído bien. Me gusta. Porque si me encariño de los personajes y me leo todos los libros en un mes, se me acaban, y se acabó leer sobre ellos más. Y eso me da penita. Así que si lo puedo alargar un poco, mejor. ¿Cuál es el problema en este caso? Atreverme a cerrar alguna de las sagas que tengo a medias y despedirme de los personajes.
Si es que no se puede ser tan sentimental…
Sé que hay muchos lectores que leen dos o tres libros a la vez así que para ellos la solución sería fácil: no tienes que elegir con qué libro seguir, ¡lee todos! Pero a mí me gusta centrarme en lo que leo, así que esta solución no me sirve.
¿Cuál es mi solución entonces?
Cuando no sé con qué libro seguir, busco otro completamente diferente, que no estaba entre las opciones y que sea corto y de una temática que me llame, y me lo leo. Utilizo los días con ese libro como descanso mental, para no darle vueltas a qué leer a continuación, lo disfruto… Y cuando termino, las ganas de leer uno de los que estaban en pendientes suele haber aumentado. Ese libro elegido suele llamarme más que los demás y me lanzo a por él antes de volver a dudar.
Si eso no me pasa, no me queda otra: elijo uno de ellos al azar y espero acertar y no sumirme en un parón lector.
No poder terminar una saga
La literatura internacional aumenta nuestras opciones para escoger una lectura que nos guste. Es tremendamente fácil que, si coges un libro al azar en una librería, el autor o autora sea de otro país distinto al tuyo.
Aunque la procedencia de un autor no es un factor determinante para elegir si leer un libro o no (a menos que tú quieras que lo sea), cuando el escritor no habla tu idioma y lo que has escogido es una saga, debes saber que te arriesgas a algo…: a que la editorial que ha comprado sus derechos de publicación en tu idioma decida que no quiere traducir más de sus obras.
¡Y esto es uno de los dramas lectores más terribles! Más de una vez me ha pasado que termino de leerme todos los libros que tengo de un autor o una autora y empiezo a buscar la continuación de sus sagas que tengo a medias… Solo para descubrir que se publicaron hace años y no hay noticias de que vayan a ser traducidas.
Esto puede solucionarse si resulta que el autor escribe en un idioma que hayas estudiado o estés estudiando. ¡Y puede hacer que la lectura sea una experiencia diferente para ti! Yo, por ejemplo, leí Orgullo y prejuicio mientras me preparaba para el nivel C1 de inglés y me encantaron las expresiones que utilizó Jane Austen al escribirlo, precisamente por la época y el nivel social que pretendía representar.
Otro motivo para no poder terminar de leer una saga es que la editorial decida no continuar publicándola. Al fin y al cabo, las editoriales son empresas y no quieren perder dinero, así que un volumen muy bajo de ventas puede traducirse en que «se cierre el grifo». Para este drama lector (y el anterior) se me ocurre una solución que está a nuestro alcance: ¡no piratear libros! Que una novela tenga miles de lectores y solo un puñado de ventas no le hace ningún favor ni a su autor ni a la editorial. Si quieres conocer formar de evitar la piratería y leer sin dejarte un riñón, te las cuento en esta entrada.
¡Tenlas en cuenta para evitar que los demás lectores suframos este drama!

Por cierto, este sábado 2 de octubre se celebra el festival ¡Hostia un libro! en Alacalá de Henares, en Madrid, e Insomnia ediciones se pasará por allí con algunas de las autoras. Yo voy a intentar pasarme también, así que si te animas, ¡quizás nos veamos por allí!
¡Y eso es todo! ¿Qué otros dramas lectores se te ocurren? ¿Cuál de los que menciono es el que más odias? ¡Te leo en los comentarios!