¿Has intentado escribir una historia de amor alguna vez? Puede parecer algo sencillo, pero en realidad no lo es… ¡Como casi todo en este mundo de la escritura!
Como acabamos de pasar San Valentín y me siento romanticona todavía, vamos a utilizar esta entrada para ver coger ideas para escribir una buena historia de amor… Gracias a autoras que lo hacen estupendamente bien.
En este mismo planeta, hace mucho, mucho tiempo… Ya sabían cómo escribir una historia de amor
Y además de una forma que, leyéndola siglos después nos siga pareciendo bonita.
Y es que los novelistas, poetas, dramaturgos y cuenta cuentos en general se han encargado de crearnos unas expectativas bastante altas sobre el amor desde antes incluso de que la mayoría de la gente supiera leer.
Si echamos la vista atrás (muy atrás) podemos encontrar la historia de Nut y Geb, del antiguo Egipto.
Nut, la diosa del cielo, y Geb, el dios de la tierra, estaban enamorados
(y eran hermanos, pero ya sabemos que en las leyendas de la antigüedad el tema de la familia da un poco igual. Sí, dioses griegos, os hablo a vosotros). Como se amaban y querían estar juntos, estaban abrazados todo el tiempo, pero al ser ella el cielo y él la tierra, su abrazo no dejaba que la luz del sol los atravesara y la vida prosperara. Para solucionarlo, su padre Shu, el aire, sopló entre ellos y les separó. Nut y Geb sufrieron la separación, pero solo momentáneamente, pues al llegar la noche, su padre les permitió abrazarse de nuevo. Y así pasan la eternidad, abrazándose durante la noche y separándose durante el día.
Los egipcios dejaron el listón muy alto, desde mi punto de vista, y todos los que vinimos después quisimos superarlo.
Tropos para escribir una historia de amor
Llámalos tropos, llámalos clichés: vamos a hablar de elementos reconocibles en una historia de amor, dentro del género que sea, que nos hace engancharnos a las páginas. Adelanto que no mencionaré aquí el «chico malo y chica buena» porque me parece que, al menos de la forma en que se está desarrollando en muchos libros actualmente, crea tramas llenas de amor tóxico, y eso no es algo que vaya a promover.
Una vez aclarado esto, prepara la libreta para no perderte nada y coger pistas para escribir una historia de amor.
Enemies to lovers
Si echamos la vista atrás, tenemos el clásico enemies to lovers de Orgullo y prejuicio. Elizabeth Bennet pensando que Darcy es un pijo y un borde y Mr Darcy pensando que Elizabeth es tan ruidosa e impertinente como el resto de su familia sin llegar a conocerla. Luego se da cuenta de que tienen cosas en común y le hace tilín… Y se le da fatal mostrar sus sentimientos para acercarse a ella.
Que a mí la señora Bennet tampoco me entusiasmaba, pero si te gusta alguien, lo peor que puedes hacer es meterte con su familia para demostrarle tu amor.

A pesar de lo mal que se les da el comunicarse sinceramente, la evolución de este enemies to lovers es… Preciosa.
¿Y qué hay de algo más actual? La ciudad de las sombras, de Victoria Álvarez, desarrolla lo que podríamos considerar también un enemies to lovers con Helena Lennox y Arshad Singh.
En este caso, es Helena la que llega rompiendo la tranquilidad de Arshad, y al principio se llevan como el perro y el gato, pero no tardas mucho en darte cuenta de que hay algo más ahí… Es cierto que el apartado «enemies» en esta novela es más corto, pero la evolución se disfruta igual.
Friends to lovers
¿Me gusta más este tropo que el de enemies to lovers? Pues sí. La idea de leer o escribir una historia de amor en la que los protagonistas son amigos desde hace un tiempo y resulta que se quieren y todo va avanzando hasta que al final están juntos… Me puede. Me tienes atrapada ya.
Quizá el primer recuerdo que tengo de un friends to lovers es al leer Memorias de Idhún (que, por si no recuerdas mi primera entrada, es alta fantasía), cuando vi clarísimamente que Jack y Victoria se gustaban y que ahí iba a haber algo (igual por eso nunca he sido team Kirtash).
Más recientemente, puedo mencionar dos libros publicados por Insomnia ediciones: Ellas, de Loreto ML (aunque ya no está en catálogo) y Tarantella, de Enerio Dima.
Lo bueno de este tropo es que da a los protagonistas la oportunidad de conocerse, confiar el uno en el otro y hacerse amigos antes de llegar a la parte del amor. Elimina el insta-love (que, según cómo esté desarrollado tampoco me parece mal) y le da otra profundidad a su relación.
Polos opuestos
Podemos confundir este tropo con el de enemies to lovers, pero aquí lo que tenemos realmente es que dos personas que podrían no tener absolutamente nada en común (o incluso razones para ser enemigos) acaban enamorándose.
No he leído Rojo, Blanco y Sangre azul, pero por lo que todo el mundo cuenta, tal vez podría ser un ejemplo de este tipo de tropo.
El que sí lo es y puedo corroborarlo es el de El highlander inmortal, de Karen Marie Moning. Aquí tenemos a Gabrielle, una shide-vidente que puede ver a los faes por herencia familiar y les odia por lo peligrosos que son, y Adam Black, un fae a quien nadie ve por una maldición menos ella. No se llevan nada bien al principio, porque no podían ser más diferentes, pero siendo una novela romántica, podemos imaginar cómo irán las cosas…
También se me viene a la mente el libro de El caballero oscuro, de Kinley MacGregor (o Sherrilyn McQueen), que junta a Rowena, una trovadora que odia a los caballeros, y Stryder, un caballero que odia a los trovadores.
Lo bueno de estos tropos es que eliminamos un poco el odio del enemies to lovers para cambiarlo por las situaciones cómicas que puede dar el juntar a dos personas tan diferentes en una historia romántica.
Aliados
En este tropo lo que tenemos es a dos personas que se encuentran por casualidad y se ven obligadas a ser aliados. Quizá persiguen lo mismo o quizá son perseguidos por lo mismo, pero el caso es que se necesitan para ayudarse mutuamente. Y, se lleven mejor o peor, tendrán que aprender a soportarse.
Aquí se me vienen a la mente dos sagas: la de Cazadores oscuros, de Sherrilyn McQueen (antes conocida como Sherrilyn Kenyon, pero las seguidoras de esta autora sabemos que es importante dejar el pasado atrás), y la saga Fiebre, de Karen Marie Moning. En la primera, cada libro cuenta una historia independiente que en muchos casos cumple este tropo: nos conocemos, nos necesitamos por algún motivo, trabajamos juntos y… Bueno, pasa lo que pasa.
En el caso de la saga Fiebre, esta relación se va relacionando a lo largo de los cinco libros, lo que la une a un slowburn maravilloso.
Otro ejemplo sería Sueños de piedra, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual, que podría confundirse con un enemies to lovers (y quizá lo habría sido en un libro más corto). Pero es que Arthmael y Lynne deben aprender a ser aliados antes de ser amigos o… algo más. La evolución de esta relación me parece muy bonita porque ya no solo es «te necesito para conseguir mis objetivos» sino, «es que además quiero que tú también consigas los tuyos porque me importas».
Escribir una historia de amor leyendo historias de amor
Y es que creo que esa es la clave. Yo no me considero experta escribiendo historias de amor, pero me encanta leerlas y con cada libro podemos aprender algo nuevo.
Hay muchas cosas a tener en cuenta cuando queremos escribir una historia de amor, pero si tenemos un hilo que seguir, como los que te he dejado en la entrada, tal vez sea más fácil. Ah, y no olvides incluir amistad entre los personajes femeninos de tu novela (que por mucho que me hayan gustado los libros que menciono arriba, algunos pecan de falta de amistad femenina…).
¿Qué tropo de literatura romántica te gusta más? ¡Déjamelo en los comentarios!